Publicado 20/10/2025 06:51

Rodrigo Paz, el presidente del bicentenario, abre un nuevo ciclo en Bolivia en medio de una grave crisis

El presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz.
El presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz. - Europa Press/Contacto/Reynaldo Vargas

MADRID 20 Oct. (EUROPA PRESS) -

Rodrigo Paz ha ganado las elecciones y será el presidente de Bolivia en la conmemoración de sus 200 años de vida como Estado independiente, coincidiendo con un momento crucial para el país, que camina por primera vez después de casi dos décadas fuera de la senda marcada por los gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) y en medio de una grave crisis económica, con escasez de combustibles, dólares y un déficit elevado.

Con su victoria de este domingo frente a Jorge Tuto Quiroga con el 54 por ciento de los votos, su apellido pasa a formar parte de uno de los que más se ha repetido en la presidencia de Bolivia. Su padre, Jaime Paz Zamora, fue presidente entre 1989 y 1993, mientras que su tío abuelo, histórico líder de la Revolución Nacional de 1952, Víctor Paz Estenssoro, gobernó durante tres periodos no consecutivos.

Nacido en Santiago de Compostela hace 58 años durante el exilio de sus padres, Paz comenzó su carrera política como diputado nacional durante dos legislaturas, aunque empezó a hablarse más de él durante su gestión en Tarija, donde ejerció como alcalde entre 2015 y 2020.

Ha sido desde ahí donde se ha forjado una imagen de dirigente moderado y dialogante, que ha sacado a relucir durante la campaña, en la que ha apostado por tender la mano a diferentes colectivos, en un momento de gran agitación social. Sorprende que sea Tarija uno de los pocos departamentos donde no ha logrado ganar.

Después de su etapa en Tarija, donde apostó por la modernización de la región a través de la construcción de infraestructuras --con acusaciones de irregularidades, finalmente descartadas por la Justicia--, ocupó un escaño en el Senado, desde donde se erigió en una de las voces más crítica hacia el presidente saliente, Luis Arce.

Paz tiene ahora el reto de lidiar con las consecuencias de una ciudadanía insatisfecha por una profunda crisis económica, que requería de medidas inmediatas para estabilizar las finanzas, pero también hacia unas instituciones, que han perdido gran parte de su credibilidad, en especial lo que atañe a la justicia.

De igual forma, tendrá que hacer frente también a la particularidad territorial de una Bolivia, con reclamaciones históricas de una mayor descentralización y autonomía de recursos pendientes, sin olvidar que a pesar del descalabro del MAS, su agenda aún continúa teniendo peso en según qué regiones.

En el plano internacional, es previsible que esta nueva Bolivia apueste por marcar distancias con algunos de sus mejores socios hasta ahora, como Venezuela, y apueste por acercar posturas con Estados Unidos --que mantiene al país en su lista negra de productores o de tránsito de drogas-- Israel, o Argentina, que ya se han apresurado a felicitar a Paz por su triunfo de este domingo.

"Tenemos que salir adelante y para eso debemos abrir a Bolivia al mundo", fue una de sus declaraciones en su primer discurso como presidente electo, en el que volvió a apostar por un tono conciliador y prometió gobernar para todos.

"Desde la victoria extendemos la mano para gobernar. Sabemos que la ideología no da de comer, sino el derecho al trabajo, las instituciones fuertes, la seguridad jurídica, el respeto a la propiedad privada y tener certidumbre por el futuro; y en eso queremos trabajar", dijo el presidente electo.

Paz ha superado varios hitos en estas elecciones, además de ser el primero en ser elegido en segunda vuelta desde que se estableció en 2009, ha sido también el primer aspirante en lograr su objetivo a la primera, en contraste con su rival de este domingo, un Tuto Quiroga que ha fracasado con esta ya tres veces.

Los resultados de este domingo volvieron a dejar de manifiesto el peso electoral que tienen territorios como La Paz y Cochabamba. El occidente boliviano apostó por Paz y continuó con una dinámica histórica que refleja que los grandes cambios políticos suelen gestarse en esta parte del país.

A pesar de su declive económico frente a otras regiones mucho más prosperas históricamente como Santa Cruz --una de las tres regiones en las que logró vencer Quiroga junto a las de Tarija y Beni-- la zona occidental continúa erigiéndose como epicentro del poder político en Bolivia.

El segundo de Paz es Edmand Lara, un antiguo policía reconvertido a personalidad de redes sociales, desde donde se ha dedicado a denunciar la corrupción de las instituciones, incluida la que una vez le ascendió a capitán hasta su expulsión, según él, por alerta de un supuesto intento de extorsión de sus superiores.

Para algunos analistas el éxito de este binomio responde a la unión entre la tradición política de un clan familiar con gran importancia en la historia reciente de país que representa Paz y la irrupción de un ciudadano de a pie como Lara en los espacios de poder gracias a su difusión en redes sociales.

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